Por Luis Fernando Alejos
En el Congreso de la República de Guatemala se libra una contienda de lucha libre en la que todos son rudos. En particular, me refiero a la iniciativa de ley impulsada por Marvin «El Visionario» Osorio («el diputado Osorio indicó que la propuesta de ley no es algo “político” sino que viene del “corazón de Dios” y cuya idea nació luego de haber tenido una “visión”, La Hora, 15/07/2015) para instituir la enseñanza bíblica en las escuelas públicas y colegios privados de nuestro país.

Si los argumentos de El Visionario están orientados a la prevención de la violencia, su propuesta es irónicamente sangrienta. Digamos que nos está dando un hurrincanrana ideológico, ya que la Constitución establece que el nuestro es un Estado laico. Respondo con un Death Valley driver, cortesía de la Asociación Guatemalteca de Humanistas Seculares, respecto a la violencia y sus aristas:
«Estamos conscientes de que son problemas estructurales y coyunturales complejos, en donde intervienen factores múltiples como la exclusión social, la desigualdad, la falta de oportunidades de desarrollo, la precariedad de nuestras leyes, así como su laxa aplicación y el casi nulo acceso a servicios básicos de salud, educación y vivienda que sufre la mayoría de la población. Condiciones sociales, políticas y económicas que se viven en nuestro país desde hace siglos y que las autoridades gubernamentales no han sabido mejorar».
La imposición de la lectura de la Biblia en los centros educativos públicos, privados y por cooperativa en todos los niveles es una medida arbitraria basada precisamente en las propias creencias religiosas de los proponentes y en una supuesta “revelación divina” a uno de ellos; no en el bien común de todos los ciudadanos. Lejos de crear unidad y cambios positivos a nivel personal y general, su carácter impositivo podría generar intolerancia, división, disputas y conflictos entre alumnos, maestros, directivos y padres de familia.
Nadie sale vivo de aquí, tal y como lo propone el título de un álbum. Y menos si tenemos a legisladores (que este año se han dedicado a entrampar las sesiones, más que a trabajar) que tienen una visión distorsionada de lo que representa la sociedad y sus necesidades. Tarea para El Visionario: investigar sobre resoluciones de conflicto, inteligencia emocional, salud mental y reproductiva. Son algunas de las áreas que requieren financiamiento y aplicación en Guatemala, como parte de estrategias para promover el desarrollo integral de la juventud. No necesitamos un gorilla press, ni mucho menos un elevated gutbuster religioso.
Ninguna de esas movidas (o su equivalente en iniciativas de ley como la que propone Osorio) salvarán vidas ni ofrecerán oportunidades prácticas; menos, si se hacen a la fuerza.