20/11/2015
Vía eldiarionorte.es:
El espíritu de resistencia de los consumidores hacia la obsolescencia programada, la estrategia comercial de reducir deliberadamente la vida de un producto para incrementar su consumo, está creciendo. Y a esa tendencia opositora se suman ahora las propias empresas. Frente a los muchos fabricantes que diseñan productos o servicios de tal modo que, tras un periodo de tiempo calculado de antemano, se vuelven obsoletos o inservibles consiguiendo el incremento de las ventas y la aceleración del consumo, hay otros tantos dispuestos a abandonar esas prácticas. Un ejemplo muy conocido en Euskadi es el de Koopera, un proyecto dedicado a la reutilización de aparatos eléctricos y electrodomésticos.
Esta organización y el resto de las que rechazan la elaboración de productos diseñados para morir rápidamente, podrán ser distinguidas con un sello que certifique ese buen hacer. Se trata del sello ISOPP, innovación Sostenible sin obsolescencia programada, al que puede aspirar cualquier organización que cumpla un decálogo de buenas prácticas. Entre ellas destacan que los productos sean reparables por un coste menor al de comprar uno nuevo o que la garantía del producto sea superior a los dos años obligatorios por ley. Lo novedoso de este sello es que se otorga además de manera gratuita.
La iniciativa se ha puesto en marcha por Fundación Feniss, que nace con el objetivo difundir qué es la obsolescencia programada y cómo afecta al conjunto de la sociedad en su día a día y en el entorno. El impulsor de esta corporación es Benito Muros, un ingeniero conocido por su bombilla diseñada para durar 90 años. Salió malparado con su invento porque la industria se rebeló contra él pero lejos de rendirse Muros emprendió su particular batalla contra la llamada obsolescencia programada que ha cristalizado en la Fundación Feniss. Desde ella, además del incentivo del sello certificador, darán apoyo a emprendedores y empresarios fabricantes de productos de larga duración, sin fecha de caducidad programada.